Seguro que te preguntas cada cuánto tiempo deberías limpiar tus zapatillas. Depende bastante de cuánto calzado uses en el día a día, pero también de la actividad que realices. Los expertos recomiendan mantener las zapatillas limpias cada seis meses como mantenimiento mínimo. Muchas zapatillas sintéticas pueden llegar a acumular bacterias en el interior que luego son las causantes principales de afecciones como el mal olor o los hongos. Así que es prioritario para nuestra salud podal mantener nuestras zapatillas limpias dos veces al año.
Para llevar a cabo una correcta higiene en nuestro calzado debemos tener en cuenta dos aspectos importantes: el material con el que está fabricado nuestro zapato y la naturaleza de las manchas o la suciedad que en él campan a sus anchas. No es lo mismo tratar unas zapatillas de cuero que unas bambas de lona o material plástico. Como tampoco será igual limpiar una mancha de barro que de aceite o ese increíble color verdoso propio de las manchas de césped.
A parte de estos detalles, también tendrás que prestar atención a los cordones de nuestras zapatillas, de haberlos. Es necesario quitarlos con cuidado y lavarlos a parte para que la suciedad de la cara interna de los cordones se desprenda adecuadamente. El material con el que estén fabricados así como el color son determinantes para aplicar una u otra técnica de limpieza.
Lo mismo ocurre con las plantillas. Estas suelen ser las principales causantes del mal olor, las bacterias y los hongos. Es importante sacarlas de la zapatilla y lavarlas a parte teniendo en cuenta su tejido. Si ya no cumplen su función y nos han generado un callo en la planta, es hora de cambiarlas por otro par.
Entre la suela y la zapatilla podremos encontrar la transcripción de los símbolos que te indicarán si tu calzado se puede lavar a máquina, a mano, en seco y la temperatura que admite durante la limpieza. Es importante que miremos con atención estas instrucciones antes de aventurarnos a lavar nuestras zapatillas para que queden lo mejor posible.
Sin más dilación te presentamos este pequeño pero completo decálogo definitivo de limpieza para tus zapatillas preferidas:
- Retirada de polvo, barro y suciedad superficial.
Es importante que tras haber retirado los cordones y las plantillas, prestemos atención a las manchas de nuestro calzado. La tierra, barro y polvo salen mejor de nuestro calzado cuanto más secos estén. Una vez se encuentren en ese estado, sacude tus zapatillas y usa un cepillo para quitar los restos más rebeldes. Después de esto, ya puedes mojar un trapo en agua templada y retirar la suciedad de las zonas de goma. Para materiales distintos como lona o algodón te recomendamos un cepillo específico para tejido. Para las manchas más resistentes puedes sumergir el trapo o cepillo en agua jabonosa.
- Desinfección
A parte de agua jabonosa, vinagre blanco y bicarbonato son unos potentes aliados para quitar malos olores y manchas difíciles además de desinfectar en profundidad. Cuidado con el vinagre, dado que sólo el blanco es aquel que quita manchas sin teñir la tela; vinagre balsámico o de colores oscuros podrían dañar las partes más claras del calzado. Te recomendamos también usar un cepillo de dientes con bicarbonato para quitar las manchas interiores o poco accesibles en tus zapatillas.
- Blanqueamiento
Para aquellas manchas especialmente difíciles de sacar en zapatillas blancas te recomendamos usar lejía combinada con agua a temperatura ambiente y/o bicarbonato sódico. Primero tendrás que proteger aquellas zonas de color que no quieres que se pierdan en el proceso. Puedes cubrirlas con cinta de carrocero. Otro truco es utilizar pasta de dientes blanqueante para quitar las manchas. Increíble, pero cierto.
Al margen de estos tres sencillos pasos, te presentamos algún truco para manchas específicas:
Aceite o grasa:
Tanto para el aceite de las cocinas como de la maquinaria estos pasos te serán de gran utilidad. Si la mancha es reciente, cúbrela con papel absorbente. Cuando veas que la mancha ya no traspasa al papel, cúbrela con harina, sal o talco. Deja que absorban el resto y transcurridas un par de horas retira estos ingredientes de la superficie. Ya puedes proceder a lavar tus zapatillas con agua, jabón y un cepillo. Procura que el agua esté caliente, ya que la grasa se disuelve mejor a mayor temperatura y se solidifica con el agua fría. Te animamos a utilizar jabones para platos y quita grasas, cerciorándote primero de que no sean demasiado corrosivos. Si necesitas blanquear la zapatilla añade bicarbonato a la mezcla.
Césped:
Suele ser una mancha común en calzados de niños que juegan mucho al aire libre o en calzado usado por deportistas que entrenan en campos de césped y al aire libre. Para quitar la traza de clorofila que le da ese característico color verdoso a la mancha, te recomendamos agua con vinagre blanco. Si la mancha se resiste puedes empapar un paño limpio en alcohol y presionarlo sobre la mancha sin frotar ambos tejidos. Puedes intentar lo mismo con agua y amoníaco.
Chicle:
Espera a que el chicle se seque en la tela. Una vez haya ocurrido mete la zapatilla... ¡En el congelador! Congelar este material hará que luego se desprenda muy bien con un cepillo.
Óxido:
Existen en el mercado productos muy buenos para quitar este tipo de mancha, que por ser tan anaranjada y de naturaleza mineral se convierte en un verdadero quebradero de cabeza. No obstante, hay remedios domésticos que podemos llevar a cabo para no comprar productos carísimos que usaremos pocas veces. Para quitar manchas de óxido en tus zapatillas exprime un limón añadiendo sal y bicarbonato a la mezcla. Aplica esto en la mancha y deja que actúe. Después de aclarar la mezcla, procede a lavar tus zapatillas con agua y jabón de forma normal. Las manchas se habrán ido en seguida.
Sangre:
Puede ocurrir en el parque, jugando o haciendo deporte, en ocasiones podemos tener un pequeño altercado y manchar nuestras zapatillas blancas con nuestra propia sangre de las heridas. Has de saber que este fluido se quita con mucha más facilidad si el agua con la que lavamos las zapatillas está fría. La sangre tiende a coagularse con altas temperaturas, solidificándose entre el tejido, haciendo especialmente difícil su limpieza, así que el agua siempre ha de estar fría. El bicarbonato, alcohol y lejía son también grandes aliados contra estas manchas.
Tinta:
El terror de todo padre, estudiante o trabajador de oficina. La tinta es un material especialmente difícil de quitar; la clave es utilizar leche en la mezcla junto al detergente (o lavavajillas). Tras aplicarlo en la mancha y dejar reposar un tiempo, procede a lavar tus zapatillas con agua y jabón.
Además de estos trucos, debemos aclarar que para las zapatillas de cuero no te recomendamos utilizar abundante agua, ya que se quedará el cerco de humedad marcado en la piel. Usa en cambio trapos húmedos pero bien escurridos con las mezclas que necesites en función de la mancha.
Para finalizar, debemos comentarte que gran parte de las zapatillas pueden lavarse a máquina según sus etiquetas. Te aconsejamos que tengas especial cuidado con las zapatillas blancas, dado que cualquier etiqueta interna que tenga puede desteñir y hacer que traspase el color al blanco de la tela. Si lavas tus zapatillas a máquina, no programes el lavado a muchas revoluciones y usa jabones delicados o específicos. Nótese que algunos pegamentos que juntan la suela con la tela podrán verse más amarillos si abusamos de lavados a máquina y son más evidentes en calzado completamente blanco y artesanal.
¿Ya has probado alguna técnica? ¿Te ha servido tanto como a nosotros? ¡Ahora podrás poner a punto tu zapatero para la nueva estación!